Este llamado plantea revisar las relaciones con el entorno desde una ética del cuidado, el reconocimiento de las interdependencias y la defensa de la vida en todas sus formas. Se aboga por una justicia socioambiental que no se limite a lo humano, sino que incorpore a otras especies, territorios y formas de existencia silenciadas por los modelos extractivistas y coloniales.
Desde una mirada situada y plural, esta perspectiva invita a imaginar y construir futuros donde la regeneración, la reparación y el respeto por lo no humano sean prácticas cotidianas y urgentes. Es una apuesta por formas de cohabitar más justas, sensibles y sostenibles en un planeta en crisis.

